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Boris Larramendi: Sintiendo desde afuera y cantando hacia adentro.

Publicado: 2015-10-19

Cuando nos presentaron a Habana Abierta, supimos inmediatamente que Cuba -musicalmente hablando- y tal como la habíamos conocido, no era ni la tercera parte del sonido real que producía la isla más grande del Archipiélago Antillano.

Más allá de la Timba y la Salsa, que con el impulso del gobierno fue por muchas décadas lo único que Cuba exportó musicalmente hablando; en las calles de la Isla, existía un universo lleno de rock, jazz, soul, funk, pop, rumba y otros varios géneros tropicales, bramando como las olas del Mar Caribe, pidiendo reivindicación.

Los jóvenes en Cuba no solo oían al Trío Matamoros, Silvio Rodríguez, Juan Formell y los Van Van; ellos también se dejaban seducir por The Beatles, Led Zeppelin, Barry White o The Police, intentando recrear el sonido que venía de afuera en peñas musicales en el barrido de Vedado, conocido por ser en La Habana, el lugar de moda, para el arte y la cultura.

Así, en ese primer intento de hacer música alternativa, se hizo famosa la Peña que se desarrollaba en el Museo Municipal de Plaza de la Revolución, en la esquina de 13 y 8 de Vedado, lugar donde a inicios de los 90's y gracias a Ihosvany (Vanito) Caballero, se reunieron un grupo de cantautores como: Alejandro Gutiérrez, José Luis Medina, Andy Villalón, Luis Alberto Barbería y Boris Larramendi entre otros.

Cuando la represión llegó incluso a la esfera musical, estos intentos por crear sonidos diferentes, más pegados a la influencia anglo, fueron inmediatamente silenciados y la Peña fue clausurada, dejando en el aire, muchos proyectos musicales que no llegarían a concretizarse.

Tiempo después, los músicos que integraron 13 y 8, lograron reagruparse en España, concretamente en Madrid, gracias a la iniciativa del dúo conformado por los también cubanos Gema Corredera y Pavel Urquiza. Los últimos, motivados por lo que había sido el boom musical de la Peña en Vedado, produjeron un disco recopilatorio de los mejores temas de sus compatriotas, denominado Habana Oculta, bajo el sello discográfico español Nube Negra, en el año 1995.

Tras Habana Oculta, el bichito de seguir experimentando con el sonido cubano fuera de la isla continúa, reuniéndose Luis Alberto Barbería, Andy Villalón, Vanito Brown, Alejandro Gutiérrez, José Luis Medina y Boris Larramendi, para formar un nuevo proyecto musical denominado Habana Abierta, que además incluye a Pepe del Valle y Kelvis Ochoa, músicos de la misma generación.

Habana Abierta en sus diecinueve años de vida (a la fecha), graba tres disco de larga duración: Habana Abierta (1997), 24 Horas (1999) y Boomerang (2005); y un EP: 1 (2011) del Proyecto 1234 (16 temas distribuidos en cuatro maxisencillos –maxisingles- de cuatro temas cada uno). Lastimosamente, no logra conservar a su cartelera original de músicos, quienes van abandonando el proyecto progresivamente hasta quedar solo cuatro de los ocho músicos originales, Vanito Brown, Alejandro Gutiérrez, Luis Alberto Barbería y José Luis Medina.

Si bien el colectivo musical Habana Abierta, sirvió de plataforma para dar a conocer los tesoros musicales que guardaba la isla más allá de Celia, Buena Vista Social Club, Silvio, Pablo Milanés, Juan Formell, Manolito Simonet y Adalberto Alvarez entre otros; el golpe que realmente logró remecer la industria musical española, se dio a partir de la grabación de la película de Benito Zambrano: Habana Blues Band, inspirada entre otras cosas, por las travesías que tuvieron que pasar los músicos de Habana Abierta para dejar la isla y buscar nuevo destino en el viejo continente.

Para grabar la banda sonora de la película, se convocó solo a dos de los integrantes de Habana Abierta: Kelvis Ochoa y Boris Larramendi. Tras el éxito del film, la disquera DRO Atlantic edita el soundtrack, que vende más de 40.000 copias en España, lo que provoca la decisión de salir de gira con el grupo a cargo.

Hasta ahí, entre los denodados intentos de la tropa de Habana Abierta y la película de Benito Zambrano y el soundtrack producido por Juan Antonio Leiva (Cuba) y José Luis Garrido (España), la música alternativa cubana venía siendo reivindicada en buena forma, ganándose el respeto de Iberoamérica, mientras mostraba al mundo lo sabroso que era hilvanar el sabor de la isla con sonidos más universales.

Detrás de todo ese movimiento musical reivindicatorio de la música cubana, se encuentra un rebelde por naturaleza, un anti-sistema en asuntos del arte y también de la vida, un hombre de convicciones y melena al viento, loco lindo de sonrisa extraña y verso franco, un músico intenso.

Natural de La Habana, Boris Larramendi, nació y fue criado en el seno de una familia musical, de allí que según sus propias palabras, su mayor influencia cubana fueran Los Guaracheros de Regla, la comparsa de danzarines más famosa de los Carnavales de La Habana, así como Silvio Rodríguez, o artistas más afines a su estilo como Gerardo Alfonso, Frank Delgado y Santiago Feliu.

Abogado de profesión y graduado de la Universidad de La Habana, un buen día colgó el título en la pared y decidió dedicar su vida a la música, armando su primera banda, grupo que fusionaba la timba y el grunge y a la que bautizó como “Debajo”, en clara alusión a la influencia ‘under’ de Nirvana en su estilo, comenzando así el sueño que hasta hoy no tiene fin.

Como solista ha editado tres álbumes de estudio: Yo no tengo la culpa (2002), Libre (2009) y la Cibertimba & el Bárbaro (2013) y un EP: Felicidad (2010).

El más rockero de los soneros

Vocalista de Habana Abierta durante más de una década (hasta el 2008) y frontman de Habana Blues Band en el 2005, Boris es conocido como “El más rockero de los soneros” por combinar descargas rock con música popular cubana, en un ejercicio energético y de intensidad superior, que en la mayoría de los casos invita a levantarse de la silla y echarse por lo menos, un par de pasos de baile.

De Led Zeppelin a los Guaracheros de Regla la cosa se lee extrema, pero se siente natural en la guitarra de Boris, un virtuoso con las manos, que se carga como dirían en Cuba ‘tremendo aché’; pueba de ello es Marea (pero me encanta), pieza musical que forma parte de Yo no tengo la culpa (2002), su primer trabajo como solista y en la que colabora su amigo y compañero en Habana Abierta, el músico Alejandro Gutiérrez.

La canción inicia con arpegios de guitarra acústica, haciéndonos creer que entrará en un espiral rítmico más parecido a un son cubano para inmediatamente sorprendernos desatándose en un funk rock con riffs bordeando el metal en una descarga en clave Timba, o como diría el propio Larramendi, haciendo Timba-Rock. La sensualidad y el romanticismo de la mano de Gutiérrez y el power desatado en Larramendi, hacen de este tema, pura sabrosura.

La lírica

En relación a la letras de Boris compositor, hay una absoluta correspondencia entre el sonido popular y si se quiere de la calle y el habla coloquial del cubano promedio que usa Larramendi para contarnos lo que lleva dentro, se oye y se siente la isla, a través de sus canciones.

Yusimí se obstinó,se piró pa la Yuma,
se aburrió de esperar lo que no puede ser.
Yamilé se casó con un viejo italiano
y en Milano acabó con la quinta y con él.
Casi todo el mundo que se va,
bien o mal,pero se mantiene.
Todo el mundo quiere mejorar,
ay mamá,quién no va a querer. (…)
El papá`e Yusimí hace un año no le habla,
nunca va a traicionar a su rojo carné.
La mamá hace al revés,le coge la llamada:
"-¿Cómo estás? -Regular.
Manda un poco otra vez."

Aún así, el cubano conserva un elemento universal que conecta con todo y todos a su alrededor: la sencillez de su lenguaje, sin pretensiones, al punto de ser a veces desafiante, otras inocente, a momentos irónico, también abiertamente sexual, pero relajado, natural, como todo lo que hace; simpático, divertido.

La cosa está difícil cantidad por aquí afuera.
Hay que luchar el baro y trabajar de lo que sea
y siempre habrá facturas que pagar por donde quiera.
Y la más cara pone "Libertad",
dímelo a mí,
dímelo a mí.

Sintiendo desde afuera

El exilio ha sido desde que se instaurara el régimen castrista en Cuba, un tema recurrente en la lírica de los artistas caribeños que por motivos económicos y en algunos casos sociales o políticos, tuvieron que dejar la isla para buscar un mejor porvenir. El dolor de estar lejos de la tierra, es una herida que no cierra en el alma de los cubanos y Boris no es la excepción. Respecto de dos canciones bandera de su repertorio como son Asere qué volá y Siempre Happy, grabados e incluídos en el disco de Habana Abierta denominado Boomerang (2005), el cubano confiesa:

“Para mí un tremendo orgullo y alegría la recepción que tienen esos temas dondequiera que hay cubanos. Sobre todo porque todo lo que cuento en ellos es real, son canciones que aún hoy son sangrantes para mí. Ojalá esté próximo el día en que pierdan su vigencia, aunque eso signifique que no los vuelva a cantar. Creo que tengo otros igual de buenos, y si no, tendré que hacerlos de acuerdo a las circunstancia de la Cuba del futuro.”

Asere qué volá, confirma que lo último que olvida el cubano es de dónde viene. Una oda a la fuga con sabor explotando a borbotones, timba agresiva con toques funk y rap, que cuenta con la colaboración del maestro Alain Pérez, bajista, multiinstrumentista, arreglista y productor del material.

Con esta canción, Boris pega muy duro, musical y socialmente hablando. Una lírica brillante, logra que el tema se sostenga en los cuatro minutos y algo más de duración con la misma fuerza que al inicio, cabalgando el dolor y la ironía del que se encuentra lejos, al igual que la desilusión del que lo vive cerca.

Porque mi gente se sigue yendo
 o se fabrica una balsa o jinetean un tiempo.
Mi gente sigue sufriendo,  la miseria y el capricho del gobernante perverso y vigilante, siempre adelante,
maniechando to' el dinero que mandan los emigrantes a su familia que por deber tienen que llena la plaza cuando quiere él.

El habitante de la isla se familiarizó con el sufrimiento, lo abrazo, pero nunca perdió la alegría, la esperanza.

Qué volá, aseré qué volá!
Mi hermano como te va?
De dónde tú me llamas? Dónde tú tas?
En la luchita que no hay mas ná!

Canto real, desembozado, que explora no solo el universo cubano desde adentro y afuera de la isla, sino la realidad mundial, cuando hace una crítica bastante ácida al vecino yanqui, sin perder la ocasión de engancharla con la realidad cubana.

Pero mi hermano tú no te asombres,
que en el país de enfrente donde tumbaron las torres
el presidente tiene negocios con todita la familia del fans del número 11,
 y los misiles cayeron en otro lugar esos niños no pudieron ni decir Alá!
 Ah si! Tu tiene gasolina pa tu carro man,
menos mal que en Cuba, petróleo es, lo que NO HAY!

Siempre Happy, es una composición que Boris había escrito de muy joven y cuya característica fundamental es la sonoridad de la lírica que juega con el idioma, intercalando versos en español e inglés, en lo que en la actualidad sería 'spanglish' y que es perfectamente comprensible.

Si pudiéramos sentirnos siempre happy,
si no hubiera pasaporte ni cuartel,
si querer cambiar el mundo fuera fácil,
 si la libertad fuera la única ley.
 Si pudiera con sólo abrir la ventana,
celebrar que entrara el viento de la fe
y que dónde haya dolor lo arrebatara
y everybody lo pasara very well.

El tema fue grabado por Calle 54 Records de Fernando Trueba, como parte del documental Habana Abierta, realizado por Carlos Carcas acerca del proceso de grabación del disco Boomerang y contó con la participación del "Piano de Cuba", don Bebo Valdés, lo que significó tremendo honor para Larramendi, quien además de ser un seguidor de la carrera musical de su compatriota, se sentía identificado con su historia de vida:

“Sabes, para mí ya lo más mágico ha sido, el símbolo de todo eso, es que ése señor (Bebo Valdés), tocará en piano mi canción y que de momento la transformara en algo atemporal y que en esa canción que hice yo hace un par de años, estuviera de pronto mi abuela Inés y toda la Cuba eterna…”

Violines, violoncello y el piano mágico de Bebo, con los metales acompañando y los Habana Abierta en los coros, sin duda un sueño hecho realidad.

Cantando hacia adentro

Finalmente y fuera de los antecedentes geográficos de Boris Larramendi
, el cantautor cubano es un ser humano que siente, sufre, ama y ríe igual que todos nosotros. Casado con Ivette Falcón, músico cubana (violoncello) a quien conoció en Madrid cuando ambos habían salido de la isla, tienen en común una hija y una vida profesional juntos, pues Ivette se ha visto envuelta en la producción de tres de los cuatro discos en solista del cantautor, además de haber producido como dupla, los últimos dos trabajos musicales de Boris: Felicidad (2010) y La Cibertimba & el Bárbaro (2013)

Tú me cuidas, es una balada rítmica en la que el cubano ofrece el corazón en bandeja y la culpable de tal exposición es nada más y nada menos que su hija Adela. Este es quizás el tema más tierno y sentido de todo el repertorio musical del cantante y compositor de la isla, que se sabe vencido ante los ojos de amor con los que lo mira su niña. Una canción lejos del resto, pero digna de resaltar.

De la nada puedo fabricar,
la teoría de cómo perder la esperanza
y arrinconar la ilusión,
pero tus ojos son una cuchillada en mitad de mi corazón,
me atenazan me hacen rendirme y me cuidan.
Una playa, un salto a la luz,
una herida, un grito en la cruz,
divagando, puedo decir mucho más...Ay, ay,
pero tus ojos son esta irremediable ansiedad de mi corazón,
nada que yo pueda decir serviría, tú me cuidas.

El Bárbaro, es una pieza musical divertida, trova combinada con son y una letra dulcemente sarcástica, que juega con la figura de la repetición para dejar claro que, definitivamente el abandono sufrido no ha sido superado; sino por el contrario, está más vivo que nunca.

La canción pertenece al último material discográfico del cantante, La Cibertimba & el Bárbaro que recibió su nombre, justamente por la manera en la que fue elaborado. Larramendi sin perder de vista la calidad del producto, fabricó el álbum en la comodidad de su hogar en Madrid, realizó los arreglos, tocó todas las guitarras, hizo las voces/coros y programó las bases (batería, percusiones, bajo, teclados, entre otros), además de mezclar y masterizar el CD, salvó la canción Amor para siempre, que fue ejecutada por instrumentistas.

La descarga guarachera llega hacia el final del tema que cierra con el punteo de guitarra acústica:

Que me quiten lo bailao
y aunque ya no estás aquí,
aunque no regreses nunca,
aunque sabe Dios por dónde es que andarás
-Donde estés- Algo de tu amor me está llegando
pues me siento bárbaro
Bárbaro, bárbaro, bárbaro,
me siento bárbaro,
bárbaro sobre la ciudad rueda mi risa impertinente...

Si descubrir musicalmente a Habana Abierta fue una sorpresa encantadora; dar con Boris Larramendi solo ratifica nuestra profunda admiración por la música que se hace en la isla. Esperamos ansiosos el nuevo material de Larramendi, que sin duda alguna, nos ha dejado con ganas de bailar en la 'guarapachanga' que arma cada vez que sube a un escenario.

Aseré nos vemos en la Habana todos juntos… Ay! Mi hijito, ojalá!


Escrito por

Kreuza del Campo Gaete

Nadadora amateur en un mar de letras y surfer de olas musicales. En twitter y en instagram @kreuzapop


Publicado en

Música Mía

A través de mi visión de la música, te invito a emprender un viaje juntos por este maravilloso mundo.